jueves, 18 de febrero de 2010

La paradoja de la memoria

Es uno de los grandes males de este mundo, pues no me atreveré a llamarlo el mayor de todos.

Vivimos en una sociedad de un ritmo de vertigen salpicada por un consumismo exacerbado. Hoy en día podemos tenerlo todo (y nada) a mayor o menor escala. Cosa que nos ha convertido en unos seres tristemente insatisfechos. Constituye, todo ello, nuestras pequeñas dosis de conocimiento del mundo que nos rodea, de nuestro entorno. Es pues, cuando a menudo tendemos a definirnos en base a las cosas que tenemos y poseemos, constatado así el grave hecho: La conversión de la condición humana del ser reflexivo al animal costumbrista y de hábitos mononeuronales.

Así hemos dejado de hacernos esas grandes preguntas existenciales sobre la vida y la muerte con las que nos hemos atormentado o maravillado durante nuestra existencia. ¿Para qué pensarán algunos? Con esa hipoteca a 40 años que me asfixia. Descubrirán amargamente en su vejez que entregaron su vida a un sueño que a lo sumo durará otros 10 años con suerte. El sueño material una vez más. Olvidamos a caso que algún día tenemos que morir manteniéndolo oculto, escondido en lo más profundo de la mente y así también hemos olvidado otros grandes motivos para vivir.

He ahí la paradoja de este mundo. Vivimos sin memoria del pasado y del futuro. Fragmentada existencia que practica un Alzheimer voluntario.

0 comentarios:

Publicar un comentario